¿Estamos preparados para una invasión zombie?
Imagina por un momento que -contra toda lógica- nuestra especie se enfrentara a un virus capaz de convertir a la persona más amable de tu vecindario en un zombie.
Uno podría pensar que -por ser los más versados en apocalipsis zombies gracias a la cultura pop-, los más jóvenes serían los más preparados para enfrentarse a hordas de no vivos.
Pero, no es así, ellos serían los primeros en desaparecer y la razón es simple: desconocen el origen de los alimentos que consumen a diario.
De acuerdo con un estudio realizado para Bayer Crop Science, los niños y adolescentes de entre 7 y 25 años tienen poco o nulo conocimiento sobre el proceso a través del cual llegan los alimentos a su mesa.
Menos idea tienen acerca de la cadena que incluye a los agricultores, industrias y distribuidores.
Las personas que nacieron entre 1991 y 2009, son la Generación Z –y no precisamente por “zombies”–, y a pesar de ser los primeros en incorporar nuevas tecnologías e internet en su educación, desconocen las regiones agrícolas de la cual proceden frutas y verduras.
Esta es una de las debilidades de este grupo demográfico: a pesar de tener toda la información disponible acerca de, por ejemplo, las vacas, nunca han tocado un rumiante ni saben dónde está.
¿Cómo sabrían entonces dónde encontrarlo y cómo atraparlo si un día se desata la indeseable invasión zombie? ,bien podrían intentar “cazar” algunos refrigeradores, ese robusto cuadrúpedo de sangría fría del cual se obtienen yogures, bebidas energéticas, nuggets de pollo, salchichas de pavo, limones y leche baja en grasas.
El tema cobra importancia no solo por la poca capacidad de este grupo demográfico para sobrevivir en un escenario apocalíptico. En 10 años, esa generación compuesta por 53.4 millones de jóvenes –el 46 % de la población mexicana– son los que tomarán las decisiones más importantes de la vida pública y económica del país.
¿Cómo garantizar la supervivencia de una generación?
Queda claro que los zombies no devorarán a la generación que sigue de los millennials –pues conocen a la perfección las estrategias para terminar con ellos–. Para evitar que mueran de inanición buscando una sandía en la copa de los árboles y plátanos en los arbustos, o pescados en el súper, es necesario que conozcan su entorno.
Para ello, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) creó un programa para capacitar a jóvenes universitarios y recién graduados en el cuidado del suelo.
Theodor Friedrich, representante del organismo, explicó que este “es muy importante, pues es la base de la actividad agrícola y el recurso más vulnerable de un ecosistema”.
Este mismo plan servirá para reducir la contaminación del agua y del aire, pero también, para aumentar la variedad de alimentos disponibles y facilitar la colaboración de todos quienes intervienen en la cadena productiva; desde el agricultor hasta el consumidor.