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Cosechar anticuerpos: las vacunas que se comen

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Las personas utilizamos las plantas como analgésicos, antiinflamatorios, antibióticos y otras propiedades medicinales desde hace siglos, pero con el desarrollo de la ingeniería genética también pueden hacerse vacunas comestibles.

En el Departamento de Ingeniería Genética del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (CINVESTAV) del Instituto Politécnico Nacional en la Unidad Irapuato, el Dr. Miguel A. Gómez Lim y su equipo trabajan en la producción de plátanos y jitomates transgénicos con sustancias que desencadenan la formación de anticuerpos. Estas sustancias son conocidas como antígenos que actúan contra virus como el de la hepatitis B y el del VIH-SIDA.

Así como hay vegetales con genes tolerantes a herbicidas o resistentes a plagas, los investigadores modifican el genoma de las plantas para producir los antígenos necesarios para emplear el tejido vegetal como vacuna comestible.

El objetivo es desarrollar alimentos que se consumen habitualmente con la presencia de proteínas capaces de iniciar una respuesta inmune. Tal y como funciona con las vacunas tradicionales, pero sin tener que lidiar con sus altos costos o el requerimiento de jeringas estériles.

Utilizar plantas con fines medicinales es una parte de la ingeniería genética que cada vez es más popular por las ventajas que ofrece. Las tres formas de utilizarla más importantes son:

  • La infraestructura industrial que utiliza es más económica que la de los compuestos farmacéuticos.
  • La tecnología para procesar transgénicos a escala industrial ya está disponible.
  • Los riesgos a la salud son mínimos. 
  • Adiós a los pinchazos

    Evitar el dolor del pinchazo es el menor de los beneficios que trae esta tecnología. Gracias a este desarrollo, las vacunas son producidas a un menor costo.

    Cosechar anticuerpos: las vacunas que se comen

    Producir anticuerpos en alfalfa tienen un costo de 500 a 600 dólares por gramo, a diferencia de los $5,000 dólares que costaría producirlas con células en cultivos in vitro, explica el Dr. Gómez en su estudio La producción de vacunas y otros compuestos farmacéuticos en plantas transgénicas.

    Otra de las ventajas de producir anticuerpos en plantas es que se cosechan varias veces al año y la dosis necesaria es pequeña.

    Existe preocupación por desarrollar alguna alergia y por la reacción que tendrá el sistema inmunológico ante las sustancias, sin embargo, es mínima porque se trata de alimentos que son parte de la dieta general de las personas y son examinados arduamente para que no contengan alérgenos que pudieran afectar a las personas que los consumen.

    Estas vacunas aún no se producen a nivel comercial porque siguen haciéndose pruebas. No obstante, ya hay casos de éxito como el de la producción de anticuerpos de tabaco contra la caries dental y soya contra el herpes. También hay antecedentes de proteínas aplicadas para vacunas humanas en pruebas con papa contra E. Coli y tomate contra la rabia.

    Los antígenos que las plantas transgénicas pueden expresar tienen un alto potencial para ayudar a la humanidad. Con logros como este la ciencia y el campo se unen cada vez más.

    Con información de la Revista de la Sociedad Química de México SCIELO

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