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Hay biotecnología hasta en tu jabón de ropa

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¿Alguna vez te has puesto a pensar cómo es que el jabón en polvo limpia la ropa? Son de esas cosas que ya damos por hecho, pero que difícilmente nos cuestionamos. La respuesta es sencilla: las enzimas son las responsables del trabajo sucio.

 

El asunto es así: el detergente en polvo tiene enzimas que remueven selectivamente las manchas de aceites, proteínas o almidones de la ropa, producidas –entre otros- por los desechos que genera el cuerpo y las bacterias que viven en nuestra piel, las sustancias derivadas de los productos de higiene personal (lociones, cremas, desodorantes, maquillaje), polvo, suavizantes de ropa, blanqueadores y residuos de detergentes.

Hay biotecnología hasta en tu jabón de ropa

Las enzimas son biocatalizadores, es decir, proteínas provenientes de bacterias y hongos cultivados que aceleran los procesos de degradación, transformación o fabricación de las sustancias que ensucian nuestra ropa. Se usan desde hace más de 40 años para reemplazar los blanqueadores y el uso de altas temperaturas para eliminar las manchas. Por esta razón se ahorra agua y consumo de energía.

 

¿Y dónde está la biotecnología en las enzimas? La mayoría de las enzimas que se usan hoy en los procesos industriales y las actividades domésticas han sido mejoradas por técnicas de ingeniería de proteínas o provienen de microorganismos recombinantes genéticamente modificados para optimizar su proceso de fabricación.

 

Estos detergentes enzimáticos empezaron su historia hace más de 100 años, cuando en 1913 el alemán Otto Roohm se dio cuenta de que una enzima extraída del páncreas de algunos animales era capaz de digerir proteínas y esto lo llevó a pensar que también podría optimizar el lavado de la ropa. Fabricó entonces el primer jabón enzimático de pre-lavado, que se agregaba en pequeñas dosis a 10 litros de agua para remover las manchas. Tuvo tanto éxito, que a partir de la década de los 60 las enzimas se empezaron a producir masivamente en fermentadores para aplicarse en los detergentes, que hoy se usan en su presentación en polvo o líquido para lavar ropa y vajilla, y en la industria textil.

 

La popularidad de estos detergentes radica, entre otras razones, en que son biodegradables y reemplazan los productos químicos de los detergentes sintéticos que contaminan el medio ambiente; hacen su trabajo de limpieza a bajas temperaturas y en periodos más cortos, reduciendo significativamente el consumo de energía y las emisiones de CO2; son más eficientes que los detergentes convencionales al actuar directamente sobre las manchas, y la concentración de enzimas en la formulación del detergente es mínima, representando apenas el 1 % del volumen total.

 

¿Hay enzimas en otros jabones?

 

Desde hace algún tiempo, los científicos están explorando otros usos de las enzimas en jabones, que no sea sólo para lavar ropa. Por ejemplo, han encontrado que las enzimas denominadas proteasas y amilasas pueden funcionar muy bien con el lavado de trastes. Otra aplicación en la que se pueden utilizar las enzimas amilasas de manera exitosa en la industria textil, por ejemplo con pantalones de mezclilla prelavada. Y finalmente en la medicina, en jabones que estén enfocados en limpieza de lentes, por ejemplo, o de instrumental quirúrgico y médico en general.

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