La evolución tecnológica aplicada a la agricultura de precisión ya alcanzó a la industria vinícola, un sector del agro que se dedica al cultivo de vid (uvas) para la producción de vino de mesa.
Las labores de cultivo de los viñedos requieren de suelo con buen drenaje y de grandes cantidades de agua, además de cuidados especiales para que las cosechas sobrevivan a los cambios de clima por temporadas ya que se trata de un cultivo sumamente delicado. Esto, sumado al tipo de uva hace la diferencia entre la acidez, ligereza, perfume y hasta color del vino.
Con tantos detalles a tomar en cuenta es comprensible que a la ciencia de hacer vino haya llegado el uso de tecnologías en la agricultura de precisión. Estas herramientas se usan a nivel global y dan gran importancia a la calidad y orden de la información, la cual, una vez clasificada, pasa a las manos de los analistas quienes la revisan para ayudar a que los productores tomen mejores decisiones sobre sus viñas durante la temporada de vendimias.
Entre las máquinas que los ayudan a mejorar las condiciones de estas labores y se especializan para mejorar los cultivos está Ted, quien llegó a los viñedos franceses para cambiarlo todo.
Este prototipo se toma su tiempo para cosechar las uvas que darán vida a los mejores vinos de la franja francesa y gracias a él, los productores locales redujeron el uso de fertilizantes en sus viñedos y disminuyeron la utilización de combustible y de maquinaria agresiva para el suelo desde 2008.
Tecnificación de una toda una industria
Pero no es la única historia de un androide que se auto-enciende antes del amanecer para cuidar su viñedo. En España está Vine Scout, un proyecto financiado con fondos públicos europeos en donde participan integrantes de las universidades Politécnica de Valencia y de La Rioja. Lo usan para detectar la aparición de moho en los viñedos y retransmitir la información que creará un mapa de la posible contaminación en estos campos, antes de que esto suceda.
VineRobot es un vehículo terrestre con sensores para medir volúmenes. Este robot calcula las cantidades de uva por hectárea. Además, envía un mapa de color de la uva y determina los niveles de azúcares o acidez que tienen los frutos. Gracias a esto pueden saber qué zonas regar y en qué cantidades, mejorando la producción y ahorrando agua.
VinBot es un ‘todo-terreno’ vitivinícola que nació con la misión de garantizar que las uvas de un campo cumplan con los estándares de calidad que las autoridades exigen a los vinos europeos. Sus sensores analizan las imágenes que recoge mediante el uso de apps de cloud computing y, con esta información, los productores europeos determinan el rendimiento de sus viñedos.
Robots mexicanos
De este lado del Atlántico, en México, especialistas del Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada diseñaron el Dron Head 72617. De acuerdo con el responsable de la iniciativa, Jorge Torres Rodríguez, con esta herramienta los productores tomarán decisiones sobre el manejo del agua y la aplicación de nutrientes esenciales en las zonas de cultivo. Así, podrán disminuir la vulnerabilidad de las plantas y frutos ante una sequía.
El dron mexicano permite estudiar la acidez del suelo, el estado hídrico y la cantidad de materia orgánica. Todo ello, mediante la colecta de muestras que son examinadas en una cámara de presión. El proyecto se centra en la región vitivinícola de Valle de Guadalupe (Baja California Sur), en donde se concentran 87% de las empresas productoras de vino. Con los datos que obtenga Dron Head 72617, los productores podrán elaborar mapas del suelo, así como evaluar periódicamente los viñedos.
Estos sólo algunos ejemplos de porqué los elaboradores del vino ven en la robótica una solución efectiva para que releven a las personas en actividades incómodas o peligrosas, pero que son fundamentales para tener calidad en las cosechas. Todo, sin dejar de lado el valor de la atención humana en cada una de sus uvas.
Con información de Prensa Conacyt