Cada organismo es diferente por historia, genética, alimentación y estilo de vida, así que no hay una lista de alimentos mágicos que mejoren la digestión de la persona, aunque los hay con características generales, que en cuerpos más o menos saludables funcionan bien.
La sugerencia es aplicar el método de prueba y error con algunos alimentos que nos pueden resultar indigestos, como se hace muchas veces con los bebés al introducirles alimentos sólidos: se le da un solo alimento por tres días, luego otro de manera exclusiva, y así vamos probando cómo le caen a su estómago.
No es casualidad que a los bebés se les empieza a alimentar –después de la leche materna o fórmula– con vegetales, luego frutas, y al final con proteína animal. Hay que ir de menos a más acostumbrando al pequeño cuerpo a asimilar los nuevos alimentos.
Y si bien no se trata de hacer lo mismo, este procedimiento es conveniente cuando tenemos una mala salud digestiva y no acabamos de tener claro cuáles son los alimentos que nos caen pesados ante la variedad de lo que consumimos.
Tener una buena digestión significa que el proceso mecánico y químico sean eficientes. Masticar, tragar, contraer el estómago para procesar el alimento (peristalsis) y eliminarlo son los principales procesos mecánicos.
La fase química incluye todos los procesos que se dan en cada parte del sistema digestivo, aunque los más importantes se refieren a los que suceden en el intestino delgado, donde las enzimas rompen las moléculas complejas en unidades más sencillas para ser absorbidas y utilizadas.
La fibra es uno de los principales elementos que el sistema necesita para tener una buena digestión. La propia OMS recomienda la ingestión diaria de fibra de entre 25 y 35 gramos para lograr una dieta saludable.
Vegetales como los chícharos, la acelga, la lechuga, el brócoli, la zanahoria y la papa con cáscara son los que llevan la delantera en contenido en fibra. Los que llegan en último lugar son: pepino, jitomates, coliflor, cebolla, calabaza y papa sin cáscara. Las espinacas, además de que tienen una buena porción de fibra, contienen magnesio, que ayuda al movimiento del colon.
Los cereales integrales, de preferencia el arroz y la avena –por aquello de las personas que son alérgicas al gluten del trigo–, contribuyen a un mejor tránsito intestinal, concepto vital para una buena digestión.
Entre las frutas también están las más recomendadas para mantener una buena salud digestiva: aguacate, frambuesa, higo, plátano, naranja y toronja. Aunque la naranja es muy buena si te la comes completa, en jugo resulta indigesta para algunas personas.