Para combatir el problema de la seguridad alimentaria a nivel global es necesario aumentar significativamente las inversiones agrícolas y hacerlas de forma sustentable, ya que este enfoque contribuirá a mejorar los ecosistemas y a garantizar su estabilidad. Además, una inversión con visión responsable crea trabajo en el campo, promueve la participación y la igualdad de género, impulsa el crecimiento económico y mejora la seguridad alimentaria y la nutricional.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) define la inversión responsable en agricultura como la creación de activos productivos y la formación de capital (físico, humano o intangible), orientado a apoyar la seguridad alimentaria, nutrición y desarrollo sostenible, incluida una mayor producción y productividad. Todo esto de acuerdo con los siguientes principios:
Con estos principios, la inversión debe incluir la intención de proteger y promover los derechos humanos. Todo esto sin olvidarse del buen funcionamiento de ecosistemas y el uso sostenible de los recursos naturales.
En ese sentido, invertir con éxito significa adoptar un enfoque holístico en términos humanos, animales, de medio ambiente y salud pública. Además de resaltar los valores de igualdad de género y la no discriminación en un ambiente de servicio confiable y coherente, con leyes y regulaciones transparentes.
Uno de los beneficios adicionales que se encuentran en seguir este tipo de modelos es que invertir en la agricultura y los sistemas alimentarios puede producir efectos multiplicadores para sectores complementarios como las industrias de servicios y las fábricas. Además, contribuye en lograr estas metas para los países en los que se desarrollen. Por ello, invertir de forma responsable en este sector, es más que sólo impulsar la agricultura.