La Organización de las Naciones Unidas (ONU) decretó el 17 de junio como el Día Mundial para Combatir la Desertificación y la Sequía con el objetivo de que las iniciativas que combaten estos fenómenos sean más visibles.
El proceso de desertificación es la degradación de la tierra en las zonas áridas y es consecuencia de la actividad humana y las variaciones climáticas. No tiene que ver con los desiertos, sino con la vulnerabilidad de los ecosistemas de zonas secas, los cuáles representan la tercera parte de la superficie del planeta.
De acuerdo con la ONU, los efectos de la desertificación lo sufren 250 millones de personas y, por eso, es un punto importante para la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. En este plan de acción, el organismo plantea 17 objetivos y, específicamente, uno de ellos pide tomar acciones para:
- Proteger, restablecer y promover el uso sostenible de ecosistemas terrestres
- Gestionar de forma sostenible los bosques
- Luchar contra la desertificación
- Detener e invertir la degradación de las tierras y la pérdida de la biodiversidad
Con esto en mente, el ideal es que se lleven a cabo acciones en todo el mundo para rehabilitar las tierras y los suelos degradados, con el fin de que para 2030 tengamos un mundo con efecto neutro en la degradación de las tierras.
Contraatacando la tragedia
En México, de acuerdo con la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT), el impacto de la desertificación aumentó en la década de los noventa y alcanzó un punto crítico en 2003, cuando la institución reportó 45% de la superficie nacional con afectaciones que iban de ligera a moderada, severa y extrema.
Ante este panorama, en 2005, la Comisión Nacional Forestal (CONAFOR) organizó el Sistema Nacional de Lucha contra la Desertificación y la Degradación de los Recursos Naturales y, en 2010, con el apoyo de otros grupos, prepararon la Estrategia Nacional de Manejo Sustentable de Tierras, el cual en 2012 actualizó el Plan de Acción Nacional para Combatir la Desertificación.
Dentro de las estrategias planteadas por estos organismos, en 2017 resalta el fomento al Programa de Manejo Sostenible de Tierra (ProTierras), auspiciado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
El programa comenzó en 2017 y está pensado para concluir en 2019. En este periodo tienen el objetivo de fortalecer la gestión del territorio ya que, a la fecha, 63% de las tierras en México perdieron la fertilidad o la capacidad para producir alimentos y/o conservar su vegetación.
Las regiones prioritarias para el programa están ubicadas en los estados de Hidalgo, Oaxaca y Zacatecas. Se basan en medidas que combaten el pastoreo, la erosión, las quemas y las malas prácticas agrícolas con el apoyo de escuelas de campo y el desarrollo de prácticas de manejo Sostenible de Tierras (MST), todos estos son procesos participativos locales y pretenden mejorar la vida de los participantes, así como regresar la fertilidad a los suelos para el futuro.