El Día Mundial de los Océanos es una iniciativa que impulsó la Organización de las Naciones Unidas (ONU) desde el año 2009. La idea nació por primera vez en 1992 durante la Cumbre de la Tierra en Río de Janeiro y se creó con el objetivo de hacer conciencia sobre el papel crucial que los océanos desempeñan en nuestras vidas, ya que cada año llegan ocho millones de toneladas de plástico a estas aguas, según cifras del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).
Los plásticos que no son biodegradables son fabricados a partir de derivados del petróleo y permanecen en el planeta durante cientos de años, pero los plásticos biodegradables, mejor conocidos como bioplásticos, son polímeros que provienen de fuentes naturales, renovables y por tanto biodegradables por microorganismos como bacterias, hongos y algas.
El profesor investigador en el área de Materiales Bio-orgánicos, Fernando Martínez Bustos, lidera el proyecto de fabricación de estos materiales en la Unidad Querétaro del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav), del Instituto Politécnico Nacional (IPN).
El objetivo de su proyecto es sustituir los plásticos derivados del petróleo con aquellos que son elaborados con almidones, cereales, fibras de caña de azúcar, salvado de trigo, maguey, cáñamo y raíces. Estos materiales son accesibles, de bajo costo y pueden reintegrarse al medio ambiente como fertilizante. Hasta el momento han creado platos hechos con fibra de trigo y almidón de maíz que pueden ser usados más de una vez.
Por su parte, investigadores de la Unidad Profesional Interdisciplinaria de Ingeniería, Campus Zacatecas, del Instituto Politécnico Nacional (UPIIZ IPN), experimentan con el aprovechamiento biotecnológico del agave.
Su plástico puede utilizarse para la fabricación de películas que envuelven a los cortes cárnicos o cualquier tipo de comestibles y siguen trabajando para elaborar platos, vasos y productos similares.
Además, existen empresas como Loliware que en 2015 lanzó su compañía con vasos comestibles y actualmente ofrece popotes hechos con algas marinas. También está Bamboo Organic que elaboran platos y empaques de pulpa de caña de azúcar, así como cubiertos y vasos elaborados a partir de fécula de maíz, caña de azúcar, celulosa y plástico 100% reciclable. Es el mismo caso de Biofase, una empresa 100% mexicana con sede en Michoacán, que fabrica todo tipo de cubiertos y trastes de plástico a partir del hueso del aguacate que es desechado por los consumidores. También comercializa envases comerciales de plástico biodegradable.
De acuerdo con la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT), 12% de la basura en México es plástico, lo que es igual a 10,350 toneladas diarias, de las cuáles, entre 60 y 80% se convierte en desechos marinos. SEMARNAT también afirma que la producción mundial de plásticos se multiplicó 20 veces en los últimos 50 años y que 33% de los plásticos que utilizamos se usan una vez y luego se desecha.
A nivel mundial, según cifras de la ONU, la contaminación por plástico amenaza la vida silvestre, la pesca y el turismo causando 8,000 millones de dólares en daños al ecosistema marino cada año.
Aunque los plásticos son baratos de producir y duraderos, las alternativas que los investigadores están desarrollando y que las empresas empiezan a poner a la venta, son una necesidad urgente para frenar las consecuencias desastrosas que la actividad humana causa en el medio ambiente y, especialmente, en los océanos.